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Autora: patricia
Fecha de publicación: 26 septiembre, 2023

El sexo sin amor, ¿mito o realidad?

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Hay quien dice que el ser humano creó el arte como forma de expresar aquello que no podía mostrar de otra manera. Canalizar emociones, sentimientos, y ser capaz de llevarlos más allá, logrando que otras personas los entendieran y los compartieran. Porque es fácil hablar de amor, o tal vez no tanto, pero es aún más sencillo dejarnos llevar por esa oleada que uno siente cuando escucha una balada bien escrita. Cuando leemos algún poema de Neruda o de Bécquer. Cuando vemos una película en la que las emociones están a flor de piel. El arte consigue canalizar esas emociones a través del lenguaje y las imágenes. Todo el amor del mundo cabe en un solo cuadro, en una frase de diálogo, en la estrofa de una canción compuesta por un chico de 20 años en su habitación de Liverpool. Esa es la magia del arte y eso es lo que hace que haya sido universal, y que haya genios que han traspasado las fronteras del espacio y el tiempo.

Los sentimientos, sin embargo, parecen haber pasado de moda en una época en la que uno está mejor con la coraza puesta. Años después de aquella Generación X que pretendía hacernos creer que ni sentía ni padecía, el sueño de aquellos jóvenes se ha hecho realidad. Estamos convirtiéndonos en seres alienados, que sienten como les mandan sentir, que hacen lo que se supone que tienen que hacer, sin buscar la forma de ser ellos mismos. La globalización, la cultura de Internet, la necesidad de encontrar un sitio en el mundo aunque sea a costa de olvidarnos de nuestra propia esencia… Son dilemas que hoy en día están más en boga que nunca, y que han provocado una asimilación casi automática de los conceptos de masas. El amor es esto, el sexo es esta otra cosa, la felicidad es lo que te cuentan, así que no experimentes y solo concéntrate en buscarla. Además, es muy fácil de encontrar. Tienes estímulos por todos lados, empezando por tu teléfono móvil y esas aplicaciones que te abren un mundo de posibilidades en el sexo… ¿y también en el amor? Las relaciones esporádicas son hoy en día mucho más comunes, y esto también está generando situaciones cuanto menos complejas de entender.

El romanticismo detrás del sexo

El sexo sin amor- 2

Y es que entre el extremo de tener sexo solo con la persona a la que amas y el de buscar placer en cualquiera que parezca mínimamente interesado en ti hay un mundo. Un universo de grises que cada vez se está diluyendo más y más. Porque es muy fácil encontrar hoy en día un placer que nos haga disfrutar por un rato, pero sin generarnos ese vínculo que a veces nos resulta tan molesto, tan forzado. ¿De verdad hace falta estar enamorados para tener buen sexo? Evidentemente no, así que podemos dejarnos llevar por el deseo sin generar ningún tipo de relación más allá. Porque al final, cuando se crea un vínculo, la gente acaba sufriendo, todo se complica… y no es eso lo que queremos. Esta generación solo busca el placer inmediato, sin cadenas, sin limitaciones, sin explicaciones.

Pero hemos sido educados en otros valores, y estos permanecen todavía ahí, en nuestra mente, sesgando nuestra forma de actuar y nuestra moralidad, sobre todo en el caso de las chicas. Tener sexo con cualquiera es una experiencia vacía, que acaba generando una insatisfacción tremenda, porque en realidad lo que queremos es vincularnos con los demás. No solo sentir toda esa pasión intensa y fogosa, sino también quedarnos abrazados al final del polvo. Esa vinculación entre el sexo y el amor, por más prematuro que este sea, romantiza de alguna manera la experiencia, y la hace más especial. De ahí que muchos se nieguen, aun hoy en día, a tener sexo con cualquier desconocido en la primera cita. Y si lo tienen, siempre se excusan en pensar que hay algo especial entre ellos. Una conexión, un amor a primera vista… que también acaba en frustración, por no consolidarse. Es como si no hubiera una buena solución a todo esto.

Placer sin vínculos

El amor siempre ha sido uno de los temas universales que han llenado páginas y páginas de libros, millones de canciones y minutos de películas. Tratamos de entenderlo, pero la magia está en que es una experiencia tan personal y subjetiva que cada cual lo ve de una manera. El amor de pareja, el romántico, se ha ido generando a través de miles de estímulos, entre ellos los del arte y la cultura. Sin embargo, la vida nos presenta situaciones en las que ese amor no encaja, y nos apremia a crear nuestro propio concepto y adaptarlo a nuestra forma de sentir. Por eso hablar de amor cuando conocemos a alguien puede ser demasiado atrevido. Nosotros utilizamos el concepto vínculo porque consideramos que es más correcto. El vínculo se crea al instante y se va fortaleciendo conforme hay interacción. Puede ser un vínculo débil pero suficiente para querer tener algo más allá de palabras con esa persona. Puede ser un vínculo basado simplemente en el deseo, en el atractivo.

Las emociones y sentimientos están ahí, pero no siempre tienen que regir nuestro comportamiento. De hecho, es muy útil aprender a canalizar toda esa fuerza interior hacia algo que realmente queremos conseguir. Marcarnos objetivos, o al menos, saber lo que queremos, lo que buscamos en cada momento. Estamos en una situación de soltería en la que no queremos crear vínculos, por tanto, no es amor lo que buscamos, sino simplemente pasar un buen rato y divertirnos. Siendo así, encaminaremos nuestros esfuerzos en encontrar una relación esporádica con una persona que, preferiblemente, busque lo mismo que nosotros. De esta manera todo será mucho más sencillo y real, y la balanza no se desequilibrará. El placer sin vínculos existe, y podemos tener la mejor experiencia sexual de nuestra vida con alguien a quien acabamos de conocer. Sin embargo, es cierto que tener ya confianza con esa persona y disfrutar del sexo con alguien a quien además de desear queremos mucho lo hace más intenso.

De la prostitución al porno

El sexo sin amor- 3

La constatación de que el sexo sin amor puede ser tan efectivo como placentero la tenemos en ese sector que hace de la propia experiencia sexual un trabajo. Las profesionales del placer, prostitutas y escorts, no tienen ningún vínculo con sus clientes, pero aun así son capaces de conseguir que disfruten al máximo gracias a sus servicios sexuales. Es la pasión que ponen en cada uno de sus encuentros y la experiencia que ya han logrado conseguir lo que marca la diferencia. Ellas son unas profesionales que conocen los trucos más ardientes y fogosos para saciar a esos clientes que vienen con ganas de disfrutar de cosas nuevas. Tal vez esos mismos hombres que tienen a sus parejas, a las que aman muchísimo, en casa. El sexo con una profesional del placer es otro mundo.

Pasa lo mismo con las pornstars, chicas que han entendido que tenían un don para el sexo y lo han querido aprovechar. Ellas sí aseguran que durante el encuentro delante de las cámaras se crea cierto vínculo con sus compañeros de reparto, pero esto es algo bastante subjetivo, porque al final tienen que rodar decenas de escenas al año. Estas mujeres, y también los actores que protagonizan las películas, son conscientes de que el sexo es un trabajo y como tal lo llevan a cabo con la mayor profesionalidad. Pero debe verse pasión genuina en las escenas, así que como buenos actores, fingen estar sintiendo algo más que puro placer.